EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

miércoles, 27 de febrero de 2013

LA MALA EDUCACIÓN



Ya se sabe que en un programa de entretenimiento hay que hacer un poco el gamberro para hacer reír al público, pero ya está bien del chistecito fácil de que los españoles que triunfan en América no saben hablar inglés. Perdonen Vds., pero es que hablar como si tuvieses una pinza en la nariz a la vez que mascas chicle es muy difícil, es como intentar hablar en andaluz al que no es de esta tierra, es difícil darle el acento correcto. No sé por qué cada vez que oigo un comentario intentando menospreciar a los españoles me sale un rebujillo de dentro que tengo que dejar lo que estoy haciendo y fogá comentándolo, pero estoy aquí sola con mis habas y mis cebolletas, oyendo la radio y no tengo con quién hablar. Bueno, si, puedo coger el teléfono, pero no es lo mismo.

Nosotros, los españoles, tenemos más educación que todo eso, porque cuando oyes hablar a los deportistas que llevan aquí dos días y comentan las jugadas chapurreando el español, los ves con ternura y piensas: -“¡mira cómo se esfuerzan los jodíos!” Y ¿los criticas por no saber hablar bien español? Pues no.  Y cuando la Beckham dijo que España olía a ajo, ¡¡pues ya te daría yo a ti un buen porte de sopa de ajo pa´ que te enteraras de lo que es meter comida en ese pellejo!!. Por cierto, la producción de ajo en España no cayó después de esos comentarios, pero sé de mucha gente, entre ella yo, que siente náuseas del sebo con el que fríen las patatas los extranjeros y no se ha creado ninguna polémica…va a venir a criticar el ajito frito en aceite de oliva, ¡anda ya!

Cada vez que ponen un vídeo de nuestros políticos, empeñaos en hablar un idioma que no dominan, dan pena. Pero es que nuestros políticos, ya lo he dicho varias veces, son los más catetos de toda la historia: pudiendo llevar un traductor a su lado, el mejor si ellos quieren, se empeñan en ir de modernos y dan una imagen penosa, muy penosa. Hay que sacar pecho, sentir orgullo de ser español y hablar en tu idioma, con tu acento y bien clarito, que los traductores no tengan problema a la hora de traducir, porque ellos sí han estudiado otro idioma en condiciones.  

Generalizar es muy fácil y caer en los tópicos más. Como esta política de la capital de España que está haciendo la cama al presidente pa´ quitarle el puesto, -y aunque es obvio de quién estoy hablando, este blog no va de política-, que en un campeonato de golf, le preguntó una extranjera por qué no se celebraban más campeonatos en Andalucía y le contestó que era porque los maridos andaluces eran muy celosos. ¡Venga ya, tía!, que tienes muchos años pa´ este tipo de gracias. Ni qué decir tiene que a esta señora extranjera le faltó tiempo pa´ contárselo a una de mis amigas de Marbella, que juega al golf y le provocó una indignación de mil pares de cojones. Lo que yo te digo, que los políticos no están a nuestra altura.

Cuando vas por la vida sin entrar al trapo en este tipo de provocaciones y te callas una y otra vez, te creen cobarde. Si, confunden la prudencia y la educación con cobardía y de eso nada: caer en la bajunería más chabacana es tan fácil como dejar que salga el bicho que llevamos dentro y yo me imagino, - después del comentario del MacFarlane este del otro día, que dijo que salga la Hayek, el Bardem o la Cruz, aunque no se les entienda-, a la Penélope Cruz en medio del escenario, con tó su poderío castizo, con las patas abiertas, los brazos en jarra y  señalándose el kiwi decirle en español y bien clarito: -“Y AHORA Tú Y TOA TU GENTE, QUE ME VENÍS TOCANDO EL KIWI DESDE HACE TANTO TIEMPO, YA SE ACABÓ, AHORA ME LO VAIS A COMER ENTERITO”.

Ahí, con dos cojones,  toma educación.

viernes, 15 de febrero de 2013

MUJERES 10. EL ORIGEN




Ayer me comentó mi hija lo que le dijo un médico a un familiar de uno de sus pacientes: -“Es lo que tiene Dios, que se lleva la mente y deja el cuerpo”. Qué verdad que es, porque con mi madre ha sido así.

Ella me contaba cómo en su juventud había dos tipos de jóvenes, ricos y pobres. Ella era de los pobres. Las chicas trabajaban, o bien de cuerpo de casa -limpieza, plancha, cocina- o de niñera. Ella fue niñera, creo que desde los catorce años y lo hizo tan bien, que ya quisiera la supernanny de la tele, sin ningún tipo de preparación psicopedagógica, hacerlo tan bien como mi madre. Trabajaban todos los días y sólo por la comida, y dice que cuando le comenzaron a pagar fue cuando se casó, y mi padre no quería que ella trabajara fuera de casa.

Me hubiese gustado tener más en mis genes de su inteligencia emocional y menos de la gordura de mi padre. Pero, se me repartió de esta manera, y mira que mi madre intentó corregirlo…, en fin, seguimos trabajando en ello. Es que yo me disperso mucho, tengo que sujetarme porque me desboco. No sé hacer como ella hacía, que una vez vino una vecina tó peleona, porque mi hermano había descalabrado a su hijo de siete años, y sujetándolo del brazo y en jarras, en la puerta de mi casa, le dijo: -“¿Tú ves, Salvadora?, si hubieses venido a darme las quejas cuando mi hijo le hizo la brecha en la cabeza al tuyo, ahora yo podría pelearme contigo”-, y cogió a su hijo y se fue. A mi madre nunca le han gustado los escándalos ni las peleas de vecinas, además, no tenía tiempo. Seis hijos, un marido más flojo que un muelle de guita y poco presupuesto es lo que tiene. 

Estando ella de niñera en la playa conoció a mi padre, un marengo con la piel de aceituna, los ojos azules como un mar con viento y un carácter zalamero, tanto, que les leía las novelas románticas a sus hermanas por una batata, porque mi abuelo, puro machote, no quiso que sus hijas aprendieran a leer, decía que a las mujeres no les hacia falta.  Era nueve años menor que él y se prendó de sus ojos, porque mi madre los tiene chiquitillos y negros como dos puñalás, y luego ha esperado ese hijo o nieto con los ojos de mi padre y no ha podido ser. Ella dice que hasta pa´ eso fue flojo.

Bueno, de ella aprendimos “economía de guerra” y ética. Para lo demás, los profesores, porque aunque se puede tener mucha cultura y muy mala educación, las dos cosas deberían ir de la mano y ella nos formó para enfrentarnos al mundo. Siempre dice que esa es la mejor herencia que se puede dejar a un hijo.

Muchas veces he pensado qué habría sido de nosotros si en vez de enamorarse de un marengo hubiese escogido a otro con algún oficio mejor remunerado, para no tener que hacer tantas horas extras como hizo, planchando y limpiando, mientras nos fuimos espabilando los mayores para empezar a trabajar y aportar algo a la familia. Tal vez no hubiese tenido que abusar tanto de los ansiolíticos, -pastillas que odio con toda mi alma-, o tal vez al relajarse no nos hubiese empujao tanto pa´ lante, pa´ lante..., tanto, que todavía noto entre mis escápulas su mano empujando.

Cuando la más pequeña de mis hermanos tenía siete años, se quejó tanto, pero taaaanto, de que no había bebés en la casa y que quería un nieto, que mi hermana la mayor y yo le dimos uno cada una con doce días de diferencia. Mi hermana se lo dejó antes de la cuarentena para volver al trabajo y yo, después de la baja maternal. Todavía la estoy viendo en la cocina pelando patatas mientras con un pié movía el cochecito del niño, mientras la niña estaba en el parquecito. Pues sí, dijo que se quedaba con los dos para que nosotras pudiésemos seguir en nuestros trabajos. Además de los niños propios, tenía a su cargo los dos nietos y mi marido, que también se sumó a la hora de almorzar. Toma poderío.

Desde que murió mi padre hace unos diez años se queja mucho de soledad. Es verdad que vive sola con su perrita pequinesa Lili, que mira qué sabe esa perra: la mira y antes de que mi madre avance el paso ya se ha quitado de en medio, ¡¡ni pisotones que habrá recibío la pobre!! Pero nos hemos dado cuenta de que aunque la rodeen todos sus hijos y nietos sigue sintiéndose sola, porque la soledad a la que ella se refiere es otra y aunque nos dice que quería a mi padre con locura, se queda extasiada viendo el programa de Juan Imedio y siguiendo las peripecias de la Duquesa de Alba.

Después de tantos años de darnos tanto, un derrame cerebral y varios ictus nos la tienen un poco achantá, y escribo esta crónica para que la conozcan sus nietos y no se lleven las manos a la cabeza cuando sacamos la tarta de cumpleaños y la abuela coge la guinda antes de soplar las velas porque le apetece. Ahora nos toca a nosotros estar pendientes de que no se derrame el chocolate encima, se limpie las manos después de comer y quitarle los chorreones que se deja con la espuma gris pa´ quitarse las canas, -porque presumía es un rato- y cuando le dices lo guapa que está, te mira con los ojos muy abiertos haciéndose la interesante y riendo por lo bajinis.
Ahora, que está estupenda. Sorda como una tapia, pero estupenda.

Que nos dure muchos años.



martes, 12 de febrero de 2013

LO QUE ME QUEDA POR VER



A ver cómo hilvano esto. Esta crónica tiene que ver con que yo me crié en un tiempo en que la mujer tenía HONRA, los banqueros tenían ÉTICA y los reyes tenían HONOR.

¿Qué pasaba con las mujeres de mi época?, pues que tener relaciones sexuales antes del matrimonio era pecado. Si, un pecado muy gordo, que se hinchaba y a los nueve meses explotaba, lo cual te señalaba y te ponía la etiqueta, por lo menos de “fresca” y por lo demás de “guarra”. Menos mal que todo eso pasó y ahora, con los anticonceptivos, la mujer tiene libertad de decidir cuándo se hincha o deja de hincharse. Pero ahora está el otro súper extremo de la película, donde además de elegir cuándo te embarazas, tiras de catálogo porque decides que no quieres padre. No lo entiendo. Si ya es difícil criar un hijo con pareja, -porque es muy difícil criar un hijo-, no sé hasta qué punto tirar de catálogo beneficia a una persona. Porque, hasta hace poco, hacer un hijo o decidir tener un hijo de alguna manera, era cosa de dos. Pero ahora no y estoy hecha un lío. No sé si  la Srta. Cruz, por poner un ejemplo, es una valiente o se ha metío en un embolao de mil pares de cojones. No lo sé, me imagino que habrá una cibercrónica dentro de veinte años donde se verá la evolución de este tema. No puedo decir más porque estoy expectante. Y el tema de la honra, habrá que estudiarlo como a los neandertales, porque, si una madre va a las televisiones súper orgullosa de que su hija tenga el kiwi en venta para unos famosillos, que encima la dejan embarazada, cobrando por ello, pues ¿qué significa hoy en día tener honra en una mujer?. Je ne se pá de cuá.

Luego viene lo de los banqueros. El dueño de la empresa en la que trabajo ¿trabajaba? , no sé…, era un banquero que cuando hubo indicios, -y digo “indicios”- de posible desfalco en su banco, hace una pechá de años, este buen señor se suicidó. Sí, se pegó un tiro por no poder soportar el escándalo social que suponía en aquella época ingresar en prisión… la caña, vaya. Y luego está el otro súper extremo del banquero que no sólo hizo desfalco y fue a la cárcel, con la consiguiente campaná que ello supuso para su entorno de familia y amigos, sino que se pasea por las televisiones, escribe un libro y se mete en política. Creo que este tipo de práctica que está cimentada en la falta de ética, es sólo engordar para morir. El otro día le preguntó una periodista a un profesor de economía de una universidad, si iban a incluir en los estudios la ética, porque creo que lleva razón al pensar que toda la mala práctica de los bancos viene de universitarios economistas que en su día presentaron a los jefes sus planes de enriquecimiento con malas praxis y éstos, que se suponen que son los mayores, en vez de darles un cogotazo que se dejaran los  piños en el suelo, les dijeron: -“pa´lante niños y entretenerse un poquillo con eso”-. Y os preguntaréis que qué significa para mí la ética: pues, por ejemplo, no engañar a los clientes del banco para que inviertan sus ahorros en productos tóxicos y no aprobar hipotecas a sabiendas de que las propiedades están sobre valoradas.

Y ya lo último, que me tiene de los nervios, es ver cómo el Rey de España deja que a su familia la hundan en el barro. Ya cuando hace un año se tiraron a la yugular del yerno y tuvieron que irse de España, yo creía que el Rey diría: -“vale, lo han hecho mal y lo pagarán, todos seremos iguales. Nunca lo pensé, no me lo podía creer, no por nada, sino porque soy el Rey de España, coño”-. Luego, viendo el escarnio y la burla a la que fue sometida su familia, pesé que se haría cargo de la situación,  plantaría los cojones encima de la mesa y diría: -“VALE, PERO AQUÍ CAERÁ TÓ DIOS”-, no se salvará nadie, el que haya metido mano en las arcas, inmediatamente fuera de la política lo primero y devolver el dinero, lo segundo, pero de un plumazo, así, ¡zás! Peeeeero, aparte de no suceder nada de esto, se han ido añadiendo más escándalos y además, de su propia cosecha. Nos queda el hijo, que no sabemos todavía de qué pasta estará hecho. El súper extremo en este caso, es ver cómo el príncipe se ha casado con una señorita divorciada, que en la época en que yo me crié en esta España, -Católica Apostólica Romana y Trompetera de Cristo-, eso era impensable. Y que conste que a mí la Leti me conquistó en cuanto hizo el paseíllo del brazo del príncipe con aquel maravilloso vestido rojo, que tuve que gritar: -“¡¡torera, torera, torera y olé!!”-,  porque desde mi casa oía chirriar los dientes de una pechá de gente.

Ná, lo que yo te digo, que todavía me quedan por ver cosas que me dejan con las patas colgando.

domingo, 10 de febrero de 2013

COMO MARBELLA NO HAY NADA



Pues os tengo que contar que el verano pasado la revista Telva, en uno de sus artículos, recomendaba a sus lectores que borraran Marbella de su GPS, y se me ocurrió mandarles unas letrillas al apartado de comentarios de los lectores, a las cuales, por cierto, ni me contestaron ni me publicaron. Aunque algunos ya la leísteis cuando la publiqué en el feisbuk, quiero colgarla aquí, porque esta comunidad del blog se está haciendo más grande y quiero compartir mi desahogo con vosotros. Siempre digo que las cosas que escribo me salen de adentro, pero es que, esta crónica, me salió directa de las tripas. Y dice así…

“Ya he vuelto de vacaciones. Desde hace catorce años voy todos los años con mi familia de vacaciones: hermanos, sobrinos y esta vez, hasta abuelos.

Según presupuesto, o bien vamos a la zona de Cádiz y Huelva o hacemos una escapada por Europa. Unas veces vamos los seis hermanos, como esta vez y otras los que coincidamos en las vacaciones, porque es muy difícil programar las vacaciones todos a la vez.

Yo soy de Marbella, como les digo a mis hijas, “de Marbella de quinta generación”,  y vivo en un barrio, no en la Milla de Oro, ni en las mansiones de los rusos, ni en los chalés de los “gilistas”, que es lo que siempre sale en televisión. Lo digo porque todos los veranos tienes que escuchar: -“¡ah!, ¿pero en Marbella trabaja alguien?”-. Pues sí, los de Marbella trabajamos y los “allegaos” vienen a dar el pelotazo, a hablar mal de Marbella y a robar todo lo que pueden. Anyway, como diría una amiga mía. Vamos al grano.

Ya he vuelto de vacaciones, y como todos los años, cuando llegamos a Málaga y vamos costeando hasta Marbella, me da un subidón que me pone los pelos de punta. Qué bonita es Marbella y qué temperatura hace. Ninguna de las corporaciones municipales que han pasado por este pueblo desde que estamos en democracia ha podido quitarnos eso, y mira que lo han hecho mal, como en el resto de España. Hace muchos años que los políticos no representan al pueblo español, lo siento, pero no están a nuestra altura. Me solidarizo completamente con los indignaos, porque hace mucho tiempo que lo estoy y hasta ahora no había manera de manifestarse. Menos mal que le han dado forma y parece que lo quieren hacer bien, espero que no se corrompa y metan a los políticos en vereda. El que lo hace mal que lo pague, ya veríamos si de verdad los políticos trabajarían  para el pueblo o para enriquecerse. Que es muy fácil eso de dimitir y el de atrás que arree, YA ESTÁ BIEN, OIGA.

Otra vez me estoy yendo por las ramas… bueno, el caso es que en estos años de vacaciones hemos visto cómo para ir de un país a otro tenías que pasar fronteras y cambiar la moneda. Cuando vas con pocos días y quieres ver lo máximo posible, hoy estás en Bélgica mañana en Alemania y al otro en Holanda, al final teníamos cuatro tipos de moneda distintas en el bolsillo y un cacao mental de cojones, pero todo era mucho más caro que en España, siempre. Luego, con el euro, perdimos la perspectiva y todo costaba más o menos lo mismo, incluso América era más barato.

Yo, que vivo todo el año en un pueblo turístico, tengo que pagar en verano el precio de los turistas y todo se encarece. No me parece justo, pero es lo que hay.
Este año no sé qué ha pasado. Es la tercera vez que vamos de crucero por el Mediterráneo y pisamos Italia. Siempre se nos había dicho que Italia era carísima, pero con el euro anteriormente no lo habíamos notado. En cambio, este año, todo lo hemos encontrado mucho más caro, muy mala calidad, mal servicio y un calor de cojones.

Al volver, nos sentamos en el puerto deportivo de Marbella, nos relajamos con unas cervecitas y unos gin-tonics a precios razonables, gozamos de una temperatura fabulosa y nos reímos de todos los que critican a Marbella en verano".

VIVA MI PUEBLO.



jueves, 7 de febrero de 2013

MUJERES 10


Analizando la situación, desde la perspectiva que dan los años, pertenezco a un grupo de mujeres 10.

Cuando yo era chica mi madre me decía: -“Paqui, salta”- y sin cuestionar nada, yo preguntaba -“¿hasta dónde?”- Y a callar. Me quiso enseñar, a su manera, labores del hogar, -cocina, plancha, limpieza-, economía, respeto al prójimo e independencia. Temor de un Dios, -que no de los curas, que la defraudaron mucho cuando los necesitó, porque hasta que no necesitas algo o a alguien no sabes lo que vale-, y yo, al igual que muchas de mi edad que crecimos sin chacha, aprendimos.

De jóvenes, en esta Marbella tan atrasada en cuestión de oportunidades para estudiar, las chicas sin mucho dinero llegamos hasta donde pudimos en los estudios y si, como en mi caso, venían cuatro hermanos detrás, había que trabajar para ayudar a alimentar a la tropa. No pasaba nada, con academias y profesores particulares, mi madre intentaba compensar la falta de oportunidades, porque si no había pa´ comer, ni pensar en estudiar fuera. Pero siempre me decía lo mismo, “prepárate y estudia, porque sin independencia económica siempre estarás debajo de la bota de tu marido”.

Ya he dicho en anteriores crónicas que las mujeres hemos sido durante muchos años solitarias, no se hablaban intimidades porque había niños de por medio -hay ropa tendía-, como se decía antes. Pues ahora, nos reunimos las mujeres para tomar café, copa y puro si hace falta y hablamos, si, hablamos sin cortarnos, lo cuestionamos todo y me doy cuenta de que somos unas tías súper preparadas y estupendas. Hemos sido magníficas hijas, madres, esposas, amigas y ahora, ante todo, somos MUJERES. Si, ahora somos mujeres, y diréis “¿a qué viene esto?”, pues a que no nos lo creemos.

No nos creemos lo mucho que valemos. Si no, a ver por qué duele tanto que tu esposo te diga: -“pa´ buenas, las papas guisadas que hacía mi madre”-. Qué fuerte, que a estas alturas todavía te digan eso, cuando llevan más años contigo de los que pasaron con su madre. ¿Pues sabes que te digo?, que yo aprendí de la mía el pollo al ajillo, que está buenísimo, haber aprendío tú a hacer las papas guisadas de tu madre, ¡no te digo! ¿O es que te crees que a mí no me gustan unas papas bien hechas? No sé en qué momento me engañaron, dónde firmé yo que, para tener independencia económica, además de trabajar fuera tuviera que estar pendiente de la casa, la compra, los niños, la despensa, la comida y la organización en general. ¿Quién dio por hecho que a mí me gustaba planchar, limpiar cristaleras, azulejos o poner orden en los armarios?. Pues sí, todo eso hemos hecho, y bien, muy bien. Ahora lo hablamos jugando a las cartas y cuando llevamos un rato, nos damos cuenta de lo buenas que somos, ¡las mejores! No sé si mis hijas, cuando lleguen a mi edad, se felicitaran como yo lo hago o se pagaran un psicólogo por no sé qué deficiencia que tuvieran en la niñez, pero vaya, esa ya será su vida.

Las de mi edad, cogimos lo que nos enseñaron, sin cuestionar mucho, y luego fuimos aprendiendo a llevar un trabajo y una familia para adelante y no es fácil, pero lo hicimos. 

Somos mujeres, mujeres buenas, muy buenas, buenísimas: LAS MEJORES.