EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

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Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

lunes, 7 de marzo de 2016

LA MARIQUILLA III

En invierno, los domingos después de comer, le pedíamos palos de recortes al carpintero al lado de mi casa, y con un torción hecho con un trapo, -que tenía que ser de algodón-, empapabas la mitad en aceite y se encendía una copa en la calle; primero un poco de carbón pa´ que aguantase, y luego los palos haciendo una pirámide, hasta que se prendía y quedaba el rescoldo, que había que tapar con ceniza pa´ que durara. Luego se ponía debajo de la mesa camilla, y cuando se iba el sol, sacábamos el Parchís mientras mi padre cenaba. Que había pequeños que no sabían contar, jugábamos a La Oca. Y cuando mi padre terminaba, le pedíamos que nos siguiera contando el cuento, mientras mi madre sacaba el punto y tejía un trajecito de primera postura, porque venía otro pequeño en camino. Y así seguía el cuento:




Mariquilla, que tenía tan buen corazón, se compadeció de la pobre viejecita y se metió en la casita, -que por cierto estaba de pena, con cacharros sucios por todos lados- y le preparó una sopa con todas las verduras que encontró por allí. Mientras se hacía la comida, puso un barreño de agua al sol, la lavó muy bien, la envolvió en una manta y lavó el vestido y lo colgó para que se secara al sol. Mientras el vestido se secaba, le dió de comer, y cuando terminó, se lió un trapo en la cabeza, porque temía que se le posara alguna tela de araña con inquilino incluido por el pelo, cogió trapo y escobón y se puso a limpiar, cantando una popular canción de la época que decía: “Tralará, tralará, tralará, la Pelá hizo unas gachas, para todas las muchachas, y a mí no me quiso dar, agarré la tranca y la hice de bailar, tralará, tralará, tralará”.

Y cantando le pegó un flete a la casita, que la dejó brillando como los chorros del oro.  Luego despiojó y peinó a la viejita con una larga trenza y le hizo un rodete, le puso el vestido limpito, y  cuando estaba bien arreglá se oyeron unos ruidos muy fuertes, como pisadas de una manada de toros, que venían hacía la casita. Entonces oyeron un vozarrón que decía:

-“MADRE, MADRE, HUELO A CARNE HUMANA FRESCA, COMO NO ME DIGAS DONDE ESTÁ TE MATO”.
-“MADRE, MADRE, HUELO A CARNE HUMANA FRESCA, COMO NO ME DIGAS DONDE ESTÁ TE MATO”.


La pobre viejecita le dijo a la niña que corriera a esconderse, porque sus dos hijos eran unos ogros, pero como la querían mucho, ella los calmaría.
La pobre Mariquilla entró en la casa temblando mientras la viejita les contaba a sus hijos, que eran dos ogros gigantes, todo lo que la bondadosa niña había hecho por ella: que la había lavado, peinado y dado de comer, exigiéndoles a sus hijos que no le hiciesen daño. Entonces los ogros pidieron a Mariquilla que saliese, porque cada uno de ellos le harían un regalo por haberse portado tan bien con su madre. ¿Y qué regalo era?,
pues uno le concedió el don de que cada vez que peinara sus cabellos, sus manos se llenarían de las perlas más brillantes y preciosisísimas del universo entero. Y el otro, tocándole la frente, le plantó un lucero que hacía que brillara su carita preciosa como si fuese una princesa india.

La niña cogió la canasta de tripas y bailando tan contenta, se volvió por donde había venido.
Cuando llegó a su casa, la madrastra la estaba esperando para, primero darle dos tortas y luego pegarle la bronca, - a ver, ¿dónde has estado, zaparrastrosa, que llevas fuera todo el día?- Entonces Mariquilla se puso a explicarle lo que le había pasado y la madrastra le dijo que no la creía, le embadurnó la cara con ceniza y riéndose de ella, le dió una  paliza y la mando a acostarse sin cenar.

Al otro día la madrastra le dijo a su hija - ¿Viste ayer cómo volvió Mariquilla? ¿Cómo le relucía el pelo y el brillo del lucero de la frente? Dice que fue por el río siguiendo una tripa que se le escapó.  -Anda, ve tú y haz lo mismo-. La hija, que era una consentida, más floja que un muelle de guita, mimada, que no había dado un palo al agua desde que su madre se casó, pataleó, refunfuñó y se quejó lo más grande, - “si digo, ahora voy yo a lavar tripas, que lo haga Mariquilla, que pa´ eso está”. Y su madre, para convencerla, le dijo: -“¿pero no ves que así vas a estar tan guapa como la Mariquilla?-, y como era una envidiosa, finalmente aceptó.

Allá que se fue refunfuñando la hija de la madrastra con el canasto de las tripas al río y se puso a limpiarlas, entonces se le escapó una y cuando fue a cogerla, se le escaparon todas, y hecha una furia salió corriendo a perseguirlas  río abajo hasta que entró en la gruta.


CONTINUARÁ…

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Pacaaaa me encanta ...totalmente enganchada. ...adela

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  3. Pacaaaa me encanta ...totalmente enganchada. ...adela

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    1. Guapaaa, Te tengo entretenia eh, pa tu destierro en la sierra,ahora que está nevando. Gracias. Me alegro mucho que te guste. Besotess

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