EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

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Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

jueves, 17 de marzo de 2016

LA MARIQUILLA VI



Y seguimos para bingo…
Dicen que nadie muere del todo siempre que alguien le recuerde. 


Cuando Mariquilla llegó al palacio, todo iluminado, lleno de bailarines y personas vestidas de gala, se sintió de pronto intimidada. Pensó: -“¿qué hago yo entre toda esta gente tan bien ataviá?-. Ella no se veía lo preciosísima que estaba, pero en cambio quien sí la vio fue el Príncipe, que quedó extasiado mirando a esa joven tan exquisita y tan bellamente vestida. Entonces se fue hacia ella, la invitó a bailar y ya no se separaron en toda la noche.
La gente murmuraba, porque claro, nadie sabía de dónde había salido esa chiquilla tan bonita.  Cuando estaba a punto de dar las doce, Mariquilla recordó lo que le dijo el Hada Madrina y se despidió del príncipe, corriendo se fue a la carroza y en una exhalación volvió a su casa, justo cuando todo desapareció.

Entonces se puso un pañuelo en la cabeza y se embadurnó la cara de ceniza para no llamar la atención y se acostó.

Al día siguiente la madrastra y su hija estuvieron comentando que quién sería la muchacha tan encantadora que había bailado con el príncipe. Alabaron el vestido tan precioso que llevaba y se burlaron de nuevo de Mariquilla. La semana pasó en un suspiro. La Mariquilla suspiraba por los rincones esperando que llegara el sábado y temía que todo se quedara en un sueño.

Al sábado siguiente, cuando la madrastra y su hija se fueron, apareció de nuevo el Hada Madrina.

Mariquilla, en su rincón, con los ojos muy abiertos, no daba crédito a lo que la anciana traía. Era el vestido más maravilloso que nunca hubiese visto nadie.
Tenía el color verde turquesa de los mares del Caribe. En su fondo estaban bordados todos los peces del mar, con un colorido que parecía que nadaban por la falda. Las enaguas eran de un encaje tan fino y maravilloso que parecía que la espuma del mar le lamía los pies a la niña,  y en el corpiño las estrellas del mar se entrelazaban con corales realzando el pecho y los hombros. La niña estaba espléndida. Era lo más bonito que nadie había visto nunca. El Hada Madrina volvió a hacerle la misma recomendación: -“Mariquilla, ya sabes, antes de que suene la última campanada de las doce, te quiero aquí”-.

Cuando la niña llegó al baile, el Príncipe la estaba esperando ya muy ilusionado, y la sacó a bailar. Estuvieron toda la noche juntos bailando y hablando.

Comenzaba un romance y la niña estaba en una nube. Él le preguntaba por su casa y su familia, pero ella sólo le podía decir que bailaran y no se preocuparan por nada.

El sueño más bonito del mundo era lo que estaba pasándole a la pobre Mariquilla, después de tantos años de malos tratos y duro trabajo al que le sometía su madrastra desde que murió su padre, y pensaba que si el príncipe la quería la mitad de lo que ella ya lo amaba, sería la mujer más feliz del mundo.

En un descuido del Príncipe y antes de comenzar las campanadas, Mariquilla empezó a correr como alma que lleva el diablo y se montó en la carroza, llegando a su casa con el tiempo justo de que todo se desvaneciera.

Durante toda la semana, Mariquilla estuvo oyendo a su madrastra de quejarse, de que vaya señorita más bella había conocido el príncipe, -“ no como tú, pedazo de piojosa”  Hermosa, bien vestida y arreglada como una diosa. Nadie sabía de donde había salido y todo el mundo andaba esperando el sábado siguiente para verla, porque sospechaban que el príncipe se le declararía ese sábado.

Cuando llegó el día, la madrastra y su hija, con mucho pesar porque sabían que ya no tenían nada que hacer, se arreglaron y se fueron al baile.

Cuando se hizo la luz y llegó el hada madrina al rincón donde estaba Mariquilla, ésta no podía ni imaginarse qué clase de vestido le llevaría para esa noche. Los ojos se le iban a salir de las orbitas cuando lo vio…”




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