EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

domingo, 20 de marzo de 2016

LA MARIQUILLA VII



Mi hermana la chica, que es la que ha estudiao una carrera, me pregunta: Paqui, cuéntame, ¿que feedback estás teniendo del cuento de papá?.
Pues que me he tenido que ir a San Googel y preguntar que significa la palabreja de marras que tanto usan estos directivos ahora, y significa “método de control de sistemas”. O sea que feedback quiere decir ¿que piensa la gente del cuento?, o sea, reacción, respuesta u opinión que nos da un interlocutor, en fino.
Pues algunos tengo enganchao, pero no se a cuantos, la verdad y después de este capítulo que no se si cuando mi padre nos lo contó, pasaría el filtro en pedagogía, no se, no se, pero en aquella época, si mi madre nunca le censuró como nos contaba el cuento, es que todo estaba bien. Estaré de psicólogo y no ma enterao. El pueblo que opine.
Continuamos.


Si los vestidos anteriores eran bonitos, éste los superaba. Era un vestido azul, oscuro como la noche, cuajado de las estrellas más brillantes, estrellas que formaban constelaciones por su cintura y su falda. La enagua era como una nebulosa que parecía que la sostenía cuando andaba, las estrellas brillaban por el corpiño y la luna le sostenía el vestido en un hombro. Parecía que el universo entero acompañara a Mariquilla al baile aquella noche. Iluminada como si estuviera en gracia de Dios, porque era una mujer enamorada. El Hada Madrina, le dijo lo mismo que las veces anteriores: -“Mariquilla, antes de las doce te quiero aquí”-.

 Aquella noche el Príncipe se decía que no la iba a perder de vista en toda la noche. Se había enamorado de ella por su belleza y porque tenía una dulzura en los ojos que le había cautivado. La pobre de Mariquilla en sus brazos estaba como en el séptimo cielo, pero no se relajaba.

El príncipe se preguntaba qué le pasaría y no se despegaba de ella. Las horas iban pasando y la pobre Mariquilla no veía el momento de echar a correr, pero el príncipe la atosigaba preguntándole que dónde vivía y ella no sabía cómo explicarle que era una criada en su propia casa. La niña no quería que la noche terminase nunca, pero cuando comenzaron a sonar las campanadas, echó a correr como alma que lleva el diablo. En su carrera, perdió uno de los zapatos de cristal.

El príncipe salió corriendo detrás de ella, pero no pudo alcanzarla, tan sólo recogió el zapato del suelo y se quedó muy triste mirando el sitio por donde la muchacha había desaparecido.

Cuando Mariquilla llegó a su casa, se topó con la madrastra, que la había estado buscando, y al no encontrarla,  la estaba esperando. Se había marchado antes del baile porque se aburrió de ver a la pareja bailar, sabiendo que no había esperanzas para su hija.

Cuando vio a Mariquilla llegar corriendo, aunque el vestido ya había desaparecido, aún le quedaba un zapato de cristal, y entonces, zorra como era, supo que ella era la chica del baile.

Aunque no sabía cómo, la niña se las había ingeniado para acudir los tres sábados al baile, ataviada como una princesa y ella no se había dado cuenta de nada. Se maldijo por haber estado tan ciega, y despechada, cogió a Mariquilla del pelo, y hecha una furia con un palo le dio una tremenda paliza, le sacó los ojos, la subió a un carro y la tiró en un vertedero de basura.

Mariquilla estuvo tres dias con sus tres noches tirá en el vertedero, penando y lamentando el día que quiso ser feliz.
Cuando pensaba que nadie la encontraría, oyó un tintineo de campanas y a alguien que cantaba una canción de la época que decía:  Del cielo cayó una breva, y te pegó en el ombligo, si llega a caer más abajo, se junta breva con higo, ole, ole y ole. Era un viejo  buhonero con su carro, de los que se dedicaban a ir de un cortijo a otro llevando lo que los aldeanos no podían comprar -al no haber tiendas cercanas-, como botones, aguja, hilos, cacharros de cocina y cualquier objeto que comprara en las ciudades y luego vendía en los pueblos pequeños y alejados. El buhonero, un hombre viejo y cansado de buen corazón, oyó quejarse a alguien en el montón de basura, y acercándose, vio que era la niña que decía con voz lastimera: -“Por favor, ayúdenme”-.

El pobre anciano no podía hacerse cargo de la niña, ni para curarla ni para alimentarla, pero le dio tanta penita que no pudo dejarla allí, así que la montó en el carro y se la llevó a su casa.

Mientras tanto, el príncipe fue casa por casa por el  pueblo probándoles el zapato a todas las doncellas que había en las casas. Cuando le llegó el turno a la madrastra, que se había quedado con el zapato de cristal, le preguntó: -¿para qué quieres probarle el zapato a todas las muchachas?”- Y él le contestó: -“Cuando encuentre a la muchacha que tiene el otro zapato de cristal, la haré mi esposa”-

Al día siguiente, la madrastra se presentó en el palacio ante el rey con el zapato de cristal en una mano y su hija en la otra,  y le pidió al rey que hiciese que el príncipe cumpliese su promesa.

Al mes siguiente el príncipe, aún sabiendo que le engañaban, - pero como era un caballero y había dado su palabra -,  se casó con la hija de la madrastra y ambas se fueron a vivir al palacio. Una vez celebrada la boda, el príncipe se quitó de en medio y se marchó a un pabellón de palacio, porque no podía ni mirar a la cara a las dos sinvergüenzas que se le habían colado en palacio. En su retiro, siguió buscando a la Mariquilla, y aunque le preguntó y le volvió a preguntar a la madrastra de dónde había sacado el zapato, ésta no soltaba prenda, y como la hija seguía haciéndose pasar por muda, pues no había manera y se frustraba el pobre cada día más…”

Continuará…


1 comentario: