Hola
de nuevo desde mi cocina, donde paso las mañanas -como dice la madre de mi cuñá-
“cocinando pa´ desagradecíos”, pues
eso, que tengo calabacines tiernos del campo.
Ya que
se acabaron, -qué pena-, las acelgas, las habas y los puerros, ahora es tiempo
de calabacines y seguimos con la cocina de temporada. Ayer hice una tortilla
con calabacines fritos con mucha cebollita tierna y, menos un poco que comieron
mi marido y mi hermana, el resto tuve pa´
el almuerzo y pa´ mi cena, qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte: mi chica se hizo
un bocadillo porque dijo que no le gustaba, ¡es que ni la probó! Menos mal que
no me pidió que le hiciera otra cosa, porque le pongo la tortilla de boina.
Bueno,
pues hoy volvemos a la crema de calabacín, que esa sí se la toma, todo molido,
y como tengo algunas amigas cocinillas, os voy a dar un par de mis recetas, -que
no son light, por cierto-.
Tengo
que advertiros que, menos los que viven conmigo, el resto de la family se lo
come todo, hasta las piedras, y todo les gusta. Como yo soy un poco cocinera de
rancho, me gusta cocinar para muchas personas y con buen apetito, -nada de puturrú de fuá-, no mido mucho las
cantidades, casi todo es a ojo y cuantas más personas para comer, mejor.
Bueno
pues pa´ la crema de calabacines, yo pongo una olla con un fondo de aceite y
media cebolla gorda a freír y cuando están blanditas, dejo incluso que se
agarren un poco al fondo porque así le da más sabor, sin que se quemen,
entonces le añado tres o cuatro calabacines cortaditos, lo cubro con agua, una
pastilla de caldo y a cocer. Cuando está espesito y todo bien cocido, le añado
un brick de nata, rectifico de sal y pimienta al gusto, se muele todo con la
batidora y la crema está de rechupete. Para los niños, con poca pimienta, pero a todo el mundo le
gusta, es una verdura que admite quesitos y todo lo que le quieras añadir, lo
importante es que antes de molerla quede poca agua para que salga espesita y no
se pierdan las vitaminas al tirar el agua. Si tienes pocos calabacines incluso
admite zanahoria o patatas.
Bueno,
pues ya que comencé con recetas, que creo son fáciles, otra cosa que suelo
hacer cuando tengo que limpiar o planchar y no puedo estar pendiente de la
olla, es poner un pollo al horno, de los que venden enteros. Lo enjuago bien,
le pongo sal y pimienta, y en la barriga le meto un limón o una manzana para
que no se estropee al cocinarlo, a la fuente del horno le hago una cama de
cebolla, patatas envueltas en papel aluminio y chorreón de vino, aceite y al horno. Lo pongo antes de nada y
con un papel de aluminio por encima para que no se queme y se haga bien por
dentro, luego antes de sacarlo, le quito el papel de aluminio y le doy un golpe
fuerte para dorarlo, esto tarda mucho tiempo, al menos un par de horas, porque
el pollo poco hecho no me gusta nada. Entonces da tiempo de limpiar o en caso
de tener visitas, da tiempo de arreglarse para estar presentable en la comida,
porque se hace el pollo y la guarnición a la vez.
El
horno es amigo mío desde que lo puse en alto, porque cuando estaba en bajo,
solo servía para guardar las sartenes y siempre estaba sucio, ahora no me da
pereza usarlo.
Para
pescado, también venden unas piezas enteras de pescado, que te lo limpian y son
frescos, que al horno salen buenísimos, igual que el pollo, y tienes primero,
segundo y guarnición, todo en uno, porque tampoco estamos para el engorde.
El
pescado tarda poco en hacerse, y no tiene grasa como el pollo. Una merluza, por
ejemplo, sin cabeza ni la espina del centro, se le hace una cama de cebollas y
patatas en rodajas, las cuales hay que pasarlas primero por la sartén o el
microondas con un poco de sal y aceite para que se pongan blanditas, porque si no
quedan crudas, se le hace la cama en la fuente del horno al pescado, sal,
pimienta, chorreón de vino blanco y ajos machacados, y si es salmón, que sí
tiene grasa, entonces sin aceite y con un poco de eneldo y al horno. ¡Buen
provecho!