Hay
un programa todas las tardes en la primera de televisión española, donde todas
las tardes las campanas tocan a arrebato.
Antiguamente,
antes de la era Internet, se comunicaba a la población eventos que concernían a
todo un pueblo con las campanas de las Iglesias. La gente conocía el toque de
las campanas cuando sonaban y se sabía
por qué doblaban, si era a misa, ángelus, a difunto o a arrebato. Conocían
sus distintos sonidos y este último se hacia cuando había una catástrofe gorda -un
incendio, un accidente con derrumbe-, las campanas tocaban a arrebato llamando
a la población civil para ayudar. Acudían en masa y manos a la obra, presto,
sin dudar, arrimaban el hombro.
Ahora
ya no se hace así, gracias a Dios, hay unos colectivos de personas, que son
funcionarios del estado, preparados para en cero coma dos prestar sus servicios
de ayuda a la ciudadanía, en todos los aspectos. Personal formado en
Universidades para atender a una población en cuerpo y mente. Profesores de
profesores, asesores de supuestos y personal cualificado para que, suceda lo
que suceda, estemos atendidos.
Pero,
¿qué sucede con este programa? ¿Por qué tiene una audiencia de un millón de
personas todas las tardes? Nos toca la fibra genética del pasado, donde
habiendo tan poco, -pero tan poco-, todavía había buenas personas que ayudaban
y cuando había una catástrofe te arrimaban un vaso caliente de café, una manta,
un cobijo o simplemente te abrazaban y consolaban.
Cuando
ves que un jubilado, de su paga, separa cincuenta euros para ayudar a otra
persona, piensas que algo bueno está pasando y a la vez te indignas. Si, te
indignas por tener que llegar a esta situación.
Aquí
hay algo que está fallando estrepitosamente. Cuando en una familia se pierde el
respeto a los padres, algo está fallando. Cuando una hija de dieciséis años
puede ir a abortar sin tener que consultar a los padres, perdona, pero que
aborte en buenas manos y con todas las garantías. Me parece fantástico, pero en
esa casa hay un problema más gordo, pero mucho más gordo, que el preñao de la niña.
Las
campanas están tocando a arrebato, pidiendo algo a la población civil y no veo
que levantarse en armas con palos de fregona y piedras ayude mucho en la calle,
pero ya que estamos en una era en que la informática y las redes sociales se
encargan de que todo el mundo esté informado, pues que no decaiga. Que se
eleven voces en las redes, pidiendo un cambio a la cabeza de la gran familia
que es este país y que los poderes políticos se enteren y saneen toda la
corrupción que colapsa las vías sociales creadas para ayudar a la población que
lo está pasando tan mal.
Tampoco
comprendo que obliguen a subir el IVA en gafas y lentillas porque están más
bajos que Europa y no obliguen a subir los sueldos para equipararlos al resto.
Qué pasa? ¿Que vienen los franceses y los alemanes a comprarse aquí las gafas
porque son más baratas…?
Pues
eso, que las campanas están tocando a arrebato y hay muchas personas, buenas
gentes, al margen de políticastros corruptos y ladrones, dispuestos a echar una
mano a todas las personas que lo están pasando mal, y admiro a ese jubilado que
da los cincuenta euros, que son suyos, trabajaos
y sudaos, y al albañil que no cobra
por poner un plato ducha al discapacitado. Merecen todo mi respeto y admiración,
pero que si no se hubiesen fumao las
ayudas entre unos y otros, todo esto no haría falta, funcionarían los canales
de ayuda y asistencia de los ayuntamientos, que ahora están en stand by, y espero que con nuestros
impuestos, que les están volviendo a llenar las arcas, destinen a estos
menesteres el presupuesto que corresponda y esas campanas se callen de una vez,
porque me están volviendo loca.
Bua! Ma molao!!. Tu sobrina. ;D
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