¡Porfa, otra ola de frío no!, que aunque
me obligo a ir a Pilates, no voy a conseguir en la vida quitarme esta faja abdominal
que se instaló hace años en mi cintura y no se va. Qué martirio os doy, ¿eh?,
si al final la solución va a ser una liposucción… si no fuera tan cagona y porque en la
clínica tope guay de Marbella se murió de lo mismo la mujer de un sudafricano
con mucha pasta, me imagino que yo, sin tanto poderío, me pueda quedar pajarito
frito en una de estas. Se me quitan las ganas y creo que me moriré sin
reconciliarme con el tipo manzana con el que la naturaleza me ha obsequiao. Y luego me miran de arriba
abajo y me dicen, “bueno, pero tu eres alta”, -¿y qué?, más se me ve venir, ¿no?-.
Que
es flojera, lo sé, febrerillo el loco me está matando con la flojera, la
astenia primavera que está acechando y la mañana que amanece con frío, te pones algo de lana, bajas a por algún recao y como salga un rayo de sol, te
chupa la energía porque te asas y si te abrigas poco y se nubla, resfriao al canto y mal cuerpo otra
semana.
Bueno,
pues después del desahogo, -que tampoco es para tanto-, y mientras llega el
buen tiempo, leo, leo y leo. Llevo una racha que todos los libros que compro y
los que me prestan mis hermanos me encantan.
¿No
os pasa, que hay rachas en las que no os engancha ninguna historia y otras en
las que no podéis parar de leer?, será la época ésta, que cuando termino de los
platos del almuerzo me voy al sofá con la mantita, busco algún libro que me
enganche, me preparo una tisana con miel y por un lado estoy deseando que me
llame alguien que me sacuda las miasmas, pero por otro lado estoy tan agustito
que si no me reclama nadie, mejor.
Luego
me da cargo de conciencia y me digo que es porque hace malo, que donde vas a ir,
porque el mes pasao hubo tal borrasca
de compras y gastos que no se reparó en el frío y pateamos centros comerciales
a conciencia y cuando encuentras una oferta de verdad, te da un subidón...
Porque esa es otra, menudos sinvergüenzas los de las tiendas, yo no entiendo
que te pongan cartelones de rebajas y luego sea todo mentira. Así se comen la
mercancía con papas. No entiendo cómo la mercancía hecha en países donde pagan
sueldos de miseria, que están cosidas a la bulla y corriendo, mal terminadas, -porque
yo es que visualizo las naves donde se han llevado la producción estas
empresas, y veo al personal trabajando
de forma infrahumana pa ganar una miseria-, para que luego pretendan que les pagues un precio como si la
fábrica estuviera aquí, con personal cobrando salarios en condiciones, con
buena factura y supervisión, como se hacían antes las prendas, y no las
camisetillas que son papelillo de fumar, que no resisten ni la primera puesta y
tienes el armario lleno de trapos que ni pa´ limpiar el polvo sirven. Voy a
decir una frase de mi marido, -que la odio-, pero… LA
CULPA LA TENEMOS NOSOTROS, por gastar el
dinero sabiendo a dónde va a parar y enriquecer a estos malos empresarios.
Ya veis
qué pronto me caliento, y eso que como en esta época prefiero leer, no estoy
viendo la tele y las noticias las recibo a retazos, pero basta que toque un tema social, que me voy inflamando y no puede ser.
Ahora
el campo da coliflores, acelgas, coles, puerros, y las habas están creciendo,
así que mejor me pongo con la crema de verduras, que si no mi gente hoy no
come.
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