No sé
cómo llamar esta crónica/desahogo, si “las nuevas tecnologías y la madre que
las parió” o “el día en que la Paca hizo su primera reserva con Booking por
Internet”.
Esta
era moderna a la cual nos vemos arrastrados, en la que te quedas obsoleto,
defasé, demodé, rancio, viejo, no sabes nada de la vida y que te sorprende a
cada paso que das, me da qué pensar sobre qué es lo que se estudia hoy en día para poner a disposición de las nuevas tecnologías, la manera de engañar al
prójimo.
Todavía
estoy dándole vueltas a la cabeza a lo que má
pasao y como sé que me lee gente muy ilustrada y más moderna que yo,
comparto crónica/desahogo con el ciberespacio, no para que me pongan de idiota
ni de majareta, que pa´ eso ya tengo a mi media costilla, experto en el tema,
sino para que me digan si eso es legal.
A
ver, ojo al dato. Se alinearon los astros para que me pudiese acoplar a un
viaje que tenía programado mi hermana a Madrid con unas amigas Belgas.
Acoplamiento que tuvo lugar en una hora: hacer maletas, ducharme, dejar
lentejas hechas y buscar alojamiento en el mismo hotel que ellas.
Me
pasó mi hermana el número de teléfono del hotel en Madrid, un tres estrellas,
bien situado para ver los teatros, esquina Gran Vía, y me ofertaron para el
miércoles a cincuenta euros esa noche, al día siguiente subían el precio y para
los siguientes no tenían habitación, estaban completos, pero me dijeron que había
hoteles cerca y que probase con Booking.
Ni
qué decir tiene que yo he trabajado durante treinta y cinco años en un hotel
que tenía en sus tarifas precios distintos según el tipo de habitaciones,
temporada media, alta y baja, precios con comidas, desayuno o media pensión y
que llevo viajando, como mínimo, una vez al año, pero siempre a través de
agencias de viajes, nunca yo sola y menos aun reservando por Internet.
Ahora
te dicen que en Internet está todo y encuentras de todo si tienes tiempo para “bichear”
y la conexión es buena.
Bueno,
pues como puse el turbo y en media hora estaba ya duchada y con la maleta
lista, me dije: - “voy a probar por Internet, total, ya tengo móvil y sólo se
necesita una tarjeta de crédito”- y me conecté a Internet y busqué en la página
Booking “hoteles en Madrid”. Reservé para el resto de los días, y puestos a
buscar, busqué el mismo hotel de mi hermana –donde me dijeron que no había
disponibilidad-, y cuál sería mi sorpresa que me dieron habitación para el
resto de los días. Reservé, y como no estaba muy conforme, cuando llegó mi
hermana miramos que fuese ésa la fecha correcta, ya que la recepcionista al
teléfono me dijo que estaban completos. Y nos fuimos para Madrid, en coche,
llegamos a las nueve y media de la noche y el hotel nos recibió, una habitación
frente a la otra, misma planta y todos contentos.
Al
otro día paseamos, disfrutando del Madrid de los Austrias y por la noche vimos
una obra de teatro, “Priscila reina del desierto”, de transformistas y drag
queens, con música en directo, chulísima.
Bueno,
pues al segundo día, estaba sentada en el baño, cogí el móvil para “bichear” y
vi que tenía un mensaje de Booking. “Sra. Su reserva se ha efectuado correctamente
en tal hotel, los días tal y tal pascual. Total: dos mil quinientos euros”. Todavía
tengo el tracto urinario resentido, porque en aquel momento se me quedó en
stand by y se me cortó el chorro. Luego pensé que era una broma. Lo volví a
mirar y a remirar, me puse las gafas y no me lo podía creer, ¡dos mil
quinientos euros por tres noches un hotel de tres estrellas en Madrid!. Estaba
pagando como si me fuese de crucero de lujo. Bajamos a la recepción y pedí mi
factura, y efectivamente, mismo precio
por la reserva. No me lo podía creer.
La
explicación del recepcionista, “como estábamos completos, subimos la tarifa a novecientos
euros la noche, y como usted reservó, trasladamos a los clientes de esa
habitación a otro hotel”. O sea, yo tengo el hotel completo, pero como estoy aburrío planto el deo en el precio por habitación y lo subo hasta donde me deja el
aburrimiento, esperando que el pringao
de turno, despistao con prisa, o sea,
la Paca, reserve y ¡zas!, te pillé, y me arreglas el mes con consentimiento de
una página de Internet que se supone te está ofertando el mejor precio del mercao.
Todavía
me estoy preguntando si eso es legal.
De
acuerdo que yo vi el mensaje a los dos días porque no estoy muy ducha todavía
con el móvil, pero vuelvo a preguntarlo ¿ESO ES LEGAL?
Ni
os cuento hasta dónde se me subió la tensión y el mosqueo que me pillé mirando
la cara tan dura del recepcionista pretendiendo cobrarme esa factura, la cual
pagué finalmente tras hablar con Booking, pero a un precio normal de mercado, y al cual
le dije que ningún tipo de explicación que me diera me valía, que la picaresca
española llevada a la máxima potencia y un sinsentido tan grande, no tenia
ningún tipo de explicación.
Yo sé
que los tiempos han cambiado, pero la picaresca que enmascara la honradez y la
poca honestidad que se ampara al abrigo de las nuevas tecnologías, lo siento si
estoy vieja, pero no las comparto. Ese “todo vale”, sin controles en precios ni
horarios, donde a la más mínima te la están colando, no es propio del mercado
español, es propio de chanchulleros, marrulleros y de gente dada al regateo y
al engaño. Y a mi me da mucho coraje que me engañen.
Estaré
más atenta la próxima vez. We keep in touch, tú ya sabes…
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