EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

jueves, 7 de mayo de 2015

TOUT ATTACHÉ

Buenas, amig@s cibernétic@s del espacio sideral. Como habréis comprobado,- y si no, ya os lo digo yo-, últimamente no tengo mucho tiempo para escribir, y no es porque no tenga nada que contar, ¡es que no tengo tiempo!, y cuando me prodigo poco con la escritura, os diré una frase que me encantó de la película de Ana y el rey de Siam, cuando van en el barco por el río, y el rey le dice a la Ana, “cuando una mujer que tiene tanto que decir, calla, su silencio suele ser atronador”. Pues eso, que aunque no lo comparta, estoy que no paro.
Después de un puente en el que hemos celebrado comunión, escapada a Córdoba y día de la madre, con nietecilla de por medio incluida, lo siento, pero el pellejo no me da para más. Además, también me apunté a clases de francés, asignatura pendiente durante mi actividad laboral a la que nunca había podido dedicarle un minuto y ahora estoy en ello, y por eso también el título de esta crónica: he aprendido una palabra que me encanta decirla,  tout attaché,  que significa todo junto, sin espacio, o sea, como nosotros, que vamos a todas partes como una piña, sin fisuras, apretaos, y cuanto más achuchaos, mejor nos encontramos.

Pues el viernes, que fue fiesta, tuvimos la magnífica celebración de la Comunión de  mi sobrina, y estando mi cuñá de por medio, no esperábamos menos, cuidado hasta el último detalle y más.  Simplemente PERFECTA. Ahora, sin tanto ajetreo, entrará en depre o surmenage, menos mal que hay una escapada a la vista, si no, habría que buscarle algo que hacer.

El sábado me fui con mis hermanas a Córdoba. El año pasado ya habíamos visto los patios y ahora tocaba las famosas cruces. Con la primavera andamos con la sangre emberrechiná y nos salen unas ganas de juerga que en cada esquina montamos un chiringuito, un poco de musiquita, unas cervecitas frescas, unas palmas y, si con la caló que hacía, te animas, ya está la fiesta formá. ¡Dios mío, qué caló, pero qué caló pasamos!, menos mal que a la hora de la siesta nos refugiamos en una tetería de esas morunas en las que casi te acuestas, con tantos cojines, porque andábamos a punto de darnos un buen chungazo y caernos en redondo. Hasta las pobres flores de las cruces lucían chuchurrías.

Y el domingo, a celebrar en el campo el día de la mamma, que como las madres somos así de generosas, no esperamos nada, sólo unos buenos besos, achuchones y abrazos, compartir un arrocito y algo dulce de postre, ¿o no?, y qué más dulce que unos brazos al cuello achuchándote…, pues eso, tout attaché.



No sé si es porque otros destinos turísticos del Mediterráneo están algo inseguros, que estoy viendo muchos más turistas por las calles. Pero es que Marbella es muy pequeña, tiene un casco antiguo súper coqueto, pero son sólo dos o tres calles, que si los de aquí saliésemos y lo pateásemos más, no habría sitio ni pa´ los turistas. ¡Pero qué bonita es Marbella!, y hay que agradecer a los que la embellecen, sea por parte del Ayuntamiento, o algunos rincones de particulares, que plantan esas flores tan preciosas, para que sigamos siendo referente de calidad de vida. Pocos, pero bien avenidos… tout attaché.

Bueno, y entre tanto ir y venir, si puedo, le doy a la lectura, a patear por el paseo marítimo, a comprar, a limpiar, a cocinar y a esperar esas tardes de verano que parece que nunca van a terminar.


Seguimos en contacto... We keep in touch, tú ya sabes.