Hay circulando
por Internet un escrito que me encanta: es el de cuando te encuentras a alguien
que hace tiempo que no ves y le dices: -“Oyeeee, qué bien te veo, hace tiempo
que no hablamos, a ver si quedamos”. Y la otra persona te contesta: -“Cuando
quieras, yo también te echo de menos, a ver si nos ponemos al día”-. –“Vale,
quedamos el lunes”-, “No, lo siento, tengo el médico”. “Bueno pues el martes y
nos tomamos un café”. –“No puede ser, es que tengo partido de paddel”. –“No
pasa nada, quedamos el miércoles”. –“¡Ay!, estoy ocupada con los niños en clase
de equitación, pero bueno, yo te llamaré, a ver si quedamos”. –“Cuando quieras”.
“Vale, cuando quieras, a ver si quedamos”-.
Pues así, si lo
haces desde la sinceridad, no hay enfados, sigues pensando lo agradable que es
esa persona, y tú ni cortas puentes, ni dejas de ser amable y quedas bien.
¡Ah! pero la
familia... LA FAMILIA. Eso es otra cosa. Ahí entran otros factores, que son
sentimentales. Es otro mundo. Tienes que valorar, medir, tragar, penar y
adaptarte a muchos factores, para intentar siquiera quedar bien. Es un arte.
A ver si me
explico. Tú has nacido en una familia de almendritas, tus padres almendritas,
tus hermanos almendritas. Cuando creces, tú u otro familiar directo, hermano,
sobrino…, se mezcla, -es ley de vida que lo haga- y puede que con otra almendrita,
o quizás busque un cacahuete o puede que se mezcle con un garbancito, que a su
vez, de mayor, será un anacardo.
Si durante toda
tu vida no te mueves del entorno de las almendritas, no tendrás problemas, porque vivirás de acuerdo a las
mismas reglas que conoces desde que naciste. Pero si no, ¿qué haces?, porque no
puedes decir, “a ver si quedamos”. No, porque habrá muchas ocasiones en que no
tendrás más remedio que estar, y si te llevas bien con las almendritas pero no
tan bien con los garbancitos, pues ¿qué haces?, a ver… ¿qué haces?. Puedes dejar
de aparecer por estas reuniones y le causas un pesar a tu madre o a tu hermano
o a tu sobrino y cortas con LA FAMILIA.
Si te niegas a
conocer a otras personas que no han vivido de acuerdo con tus normas también te
pierdes el conocer otros puntos de vista. Tal vez aprendas algo nuevo o tal vez
te reafirmes en tu manera de organizar tu vida, porque aún de las malas experiencias
algo se aprende, aunque sea para no repetirlas, o te ayuda a cambiar los
factores que no funcionan.
Entrar a formar
parte de una familia grande conlleva encontrarte con un mix de frutos secos y
si tú apartas los garbanzos para comerte sólo las almendritas, habrá otro al que
le gusten los garbanzos y sea alérgico a los anacardos. Pero, si quieres gozar
de un sabor completo, tendrás que irle cogiendo el gusto al mix, porque puede
que ese anacardo que tiene tan mal aspecto, en la boca te sorprenda con todo su
sabor, y la almendrita que tanto te gusta y tanto corriste para conseguir, pues
quizás te salga amarga y con mucha educación, te la tengas que tragar.
Hay muchos
nombres para las personas que se aferran a sus opiniones –llámense elitistas,
poligoneros, pijos, futboleros, snobs... - y viven según su código y no les gusta
mezclarse con la gente que no comparte sus opiniones. Pero si eres de mente
abierta y proyectas buen rollito, aparte
de que continuamente estás aprendiendo, derribas muchas barreras, se instaura ese
buen rollito que transmites y el arte de saber quedar bien, de forma natural, viene
solo.
Y los chumbos? Están espesos
ResponderEliminar