EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

martes, 4 de junio de 2013

EL ARTE DE QUEDAR BIEN




Hay circulando por Internet un escrito que me encanta: es el de cuando te encuentras a alguien que hace tiempo que no ves y le dices: -“Oyeeee, qué bien te veo, hace tiempo que no hablamos, a ver si quedamos”. Y la otra persona te contesta: -“Cuando quieras, yo también te echo de menos, a ver si nos ponemos al día”-. –“Vale, quedamos el lunes”-, “No, lo siento, tengo el médico”. “Bueno pues el martes y nos tomamos un café”. –“No puede ser, es que tengo partido de paddel”. –“No pasa nada, quedamos el miércoles”. –“¡Ay!, estoy ocupada con los niños en clase de equitación, pero bueno, yo te llamaré, a ver si quedamos”. –“Cuando quieras”. “Vale, cuando quieras, a ver si quedamos”-.
Pues así, si lo haces desde la sinceridad, no hay enfados, sigues pensando lo agradable que es esa persona, y tú ni cortas puentes, ni dejas de ser amable y quedas bien.

¡Ah! pero la familia... LA FAMILIA. Eso es otra cosa. Ahí entran otros factores, que son sentimentales. Es otro mundo. Tienes que valorar, medir, tragar, penar y adaptarte a muchos factores, para intentar siquiera quedar bien. Es un arte.
A ver si me explico. Tú has nacido en una familia de almendritas, tus padres almendritas, tus hermanos almendritas. Cuando creces, tú u otro familiar directo, hermano, sobrino…, se mezcla, -es ley de vida que lo haga- y puede que con otra almendrita, o quizás busque un cacahuete o puede que se mezcle con un garbancito, que a su vez, de mayor, será un anacardo.
Si durante toda tu vida no te mueves del entorno de las almendritas, no tendrás  problemas, porque vivirás de acuerdo a las mismas reglas que conoces desde que naciste. Pero si no, ¿qué haces?, porque no puedes decir, “a ver si quedamos”. No, porque habrá muchas ocasiones en que no tendrás más remedio que estar, y si te llevas bien con las almendritas pero no tan bien con los garbancitos, pues ¿qué haces?, a ver… ¿qué haces?. Puedes dejar de aparecer por estas reuniones y le causas un pesar a tu madre o a tu hermano o a tu sobrino y cortas con LA FAMILIA.
Si te niegas a conocer a otras personas que no han vivido de acuerdo con tus normas también te pierdes el conocer otros puntos de vista. Tal vez aprendas algo nuevo o tal vez te reafirmes en tu manera de organizar tu vida, porque aún de las malas experiencias algo se aprende, aunque sea para no repetirlas, o te ayuda a cambiar los factores que no funcionan.
Entrar a formar parte de una familia grande conlleva encontrarte con un mix de frutos secos y si tú apartas los garbanzos para comerte sólo las almendritas, habrá otro al que le gusten los garbanzos y sea alérgico a los anacardos. Pero, si quieres gozar de un sabor completo, tendrás que irle cogiendo el gusto al mix, porque puede que ese anacardo que tiene tan mal aspecto, en la boca te sorprenda con todo su sabor, y la almendrita que tanto te gusta y tanto corriste para conseguir, pues quizás te salga amarga y con mucha educación, te la tengas que tragar.
Hay muchos nombres para las personas que se aferran a sus opiniones –llámense elitistas, poligoneros, pijos, futboleros, snobs...  - y viven según su código y no les gusta mezclarse con la gente que no comparte sus opiniones. Pero si eres de mente abierta y proyectas buen rollito,  aparte de que continuamente estás aprendiendo, derribas muchas barreras, se instaura ese buen rollito que transmites y el arte de saber quedar bien, de forma natural, viene solo.



1 comentario: