EL POR QUÉ DE ESTE BLOG

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Bueno, bueno, bueno, pues se explica en pocas palabras: ESTOY EN EL PARO.

Si, después de 34 años trabajando, ahora estoy en el paro y como la cosa me temo que va pa´ largo, pues tengo que fogá, ¿sabéis lo que es eso?, pues que necesito algo que hacer para quemar energía.

Trabajando en hostelería, tratas con todo tipo de personas al cabo del día, clientes y compañeros de trabajo, y si además la mayoría son mujeres, que somos muy charlatanas y llevamos muchos años trabajando juntas, filosofamos mucho de familia, noticias, arte, cultura, actualidad en general y cotilleos; pues eso es lo que me falta, compartir.

Cuando estoy cocinando con la radio puesta y me viene a la cabeza algo que creo es interesante y que podría compartir, lo escribo en el ordenador, y como me he apuntado al feisbuk, lo comparto con la corrala cibernética de familia y amigos.

Ahora me han dicho que sería interesante que hiciera un blog. Pues vamos a ello.

Advierto que son cosas mías, igual hay veces que se me va la olla, son cosas cortitas del día a día y los que me leen hasta ahora dicen que les hace gracia, sólo escribo cuando encuentro algo que me inspira y creo que se puede compartir.

SI ME QUERÉIS, SEGUIDME.

sábado, 12 de enero de 2013

CUESTIÓN DE HUEVOS


Bueeeeeno, aquí vengo, toa motivá de nuevo del Pilates y pensando en que empieza la operación bikini y el campo ahora da lechugas tiernas. La mejor manera de prepararlas es con aquel aliño del que os hablé, con comino, ajo, mostaza, sal y chorreón de aceite de oliva: convierte cualquier verdura en un manjar y luego añadir frutos secos, -buenísimos para los huesos- y pasamos de una simple lechuga a un plato five stars.

Pues eso, toca una reflexión.

¿Que por qué es cuestión de huevos?, paso a explicar mi teoría:

¿A cuántas personas conocemos que, en algún momento, hemos pensado: “hay que ver lo que vale esta persona, debería ser jefe”. Y en cambio hemos visto a otras  que suben de categoría en los trabajos y pensamos que no sirven ni pa´ tacos de escopeta? PUES ES CUESTION DE HUEVOS.

Yo tengo la teoría del suflé. Y vosotros pensaréis : -“Qué pena, a la Paca se le ha ido la olla” -  pero no, es que llevo muchos años trabajando y cuantos más años se cumplen, más experiencias acumulas, buenas y malas. Ves evolucionar a las personas en sus puestos de trabajo y también tienes tiempo de analizar situaciones. ¿Que estoy equivocada?, ¿que no es lo que yo he visto lo que parece?, ¿que no tengo todos los datos para emitir un juicio certero? Es posible, peeeero... como este blog no va de sentar cátedra y los que me leéis sabéis que puedo salir por la vía de Tarifa, éstas son mis sensaciones.

Al igual que mi compañera Cristina tiene una teoría sobre los hombres, que, según ella, se apoyan unos a otros porque van juntos a la guerra. 


Estoy completamente de acuerdo con ella, porque si no, de otro modo, no te explicas cuando ves que hombres tan distintos en cuestión de cultura, posición o economía  se ponen de acuerdo, RESPETÁNDOSE  entre sí, es porque, según la Cristi, desde que el mundo es mundo, van juntos a la guerra y cualquier hijo de vecino, por poco que valga, en una guerra te ha  podío salvar de una pedrada, un ataque furioso de un animal, una flecha o un disparo, y tienen el recuerdo en sus genes. Saben que en la guerra no hay carrera ni estatus que valga. Pues eso, que los hombres se apoyan porque van juntos a la guerra, y en nuestros genes está el quedarnos solas en los fogones. Pero como dice mi hermana, esto lo curará el tiempo.

Que me voy por los cerros de Úbeda... mi teoría del suflé es que, en un entorno propicio, llámese “horno”, cuando a una persona le comen el oído, es mimada, todo lo que hace les parece bien, se la elogia en todas sus ideas, el “suflé” sube, se pone doradito, apetecible, se hincha y promete que va a ser el no va más. ¿Qué pasa cuando lo sacas del entorno en el que ha subido –el horno-?, pues que si no tiene suficientes huevos, se desinfla y se viene abajo, pero no de forma normal, o sea, plofff...  no, que va, lo hace: culpando al horno, a la temperatura o al tiempo de horneado, y si es mujer, seguro que a la regla.

Yo creo que, cuando una persona piensa que en el entorno apropiado puede hacer algo más de lo que hace y se siente preparado, es cuestión de revisarse los “güevos”, y pensar que el entorno puede volverse adverso, y es entonces cuando se tiene que saber con cuántos huevos se cuenta, para saber hasta dónde puede llegar, si merece la pena enfrentarse a lo que le echen y no venirse abajo.

Como en el suflé, cuestión de huevos, oiga. 



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